Como señala Anguera (1987), un mapa de conducta (también llamado en algunos textos «formato de campo») consiste en un procedimiento de observación sistemática de conductas específicas que se sitúan en unas coordenadas espacio-temporales con el fin de someterlas a un análisis de las relaciones entre la conducta y variables ambientales
3.4. Códigos o sistemas de categorías
Los procedimientos observacionales más sofisticados son los llamados códigos o sistemas de categorías o esquemas de codificación (Bakeman y Gottman, 1986; Anguera, 1991), cuyo «andamiaje proporciona soporte y cobertura a aquellas conductas que, mediante la correspondiente operación de filtrado, son consideradas relevantes de acuerdo con los objetivos de la investigación» En definitiva, los códigos de categorías conllevan la denominación, delimitación y definición de categorías de los eventos conductuales y/o contextuales que se pretende observar y articulan y regulan cómo se va a llevar a cabo la observación.
3.5. Registro de productos de conducta
Ya se ha dicho, al describir las unidades de análisis utilizadas en los métodos observacionales, que los dos grandes grupos son los datos observacionales no reactivos y los resultados de ejecuciones en situaciones naturales o artificiales. Ambos tipos de observaciones conllevan, en su mayor parte, el registro de medidas físicas tales como: metros cuadrados de césped destruido, kilos de desecho recogidos, número de botellas de alcohol consumidas por un alcohólico, número de cartas escritas por una mecanógrafa, etc.
.
3.6. Procedimientos automáticos de registro
En el intento de convertir la observación en un método de máximas garantías de rigor científico se han construido dispositivos automáticos de registro que facilitan la tarea del observador, descontaminando la actividad de los sesgos que ocasionan las anotaciones del propio observador, así como tratando de paliar los efectos de la reactividad de los sujetos observados.
Tales procedimientos pueden dividirse en tres grandes grupos:
1. Medios técnicos de registro auxiliares del observador.
2. Aparatos de registro a distancia que disminuyen la reactividad de los sujetos observados.
3. Técnicas de amplificación de la respuesta que permiten la medición de comportamientos encubiertos, privados o poco accesibles.
3.6.1. Medios técnicos de registro
Existen múltiples métodos mecánicos y electrónicos de registro que han sido descritos por Anguera (1981, 1991). En los últimos años se han incrementado las posibilidades de registro de eventos (comportamientos, categorías de conducta, etc.), e, incluso, las modernas agendas electrónicas, relojes electrónicos de función y teléfonos móviles permiten el registro de cualquier observación. Aparte de estos medios generales existen procedimientos desarrollados para la observación (que, además, se ven complementados con otras utilidades como la autoobservación y autorregistro, así como el registro de respuestas fisiológicas) en situaciones naturales como el AMBu (Fahrenberg, 2003).
3.6.2. Aparatos de registro a distancia u ocultos
En los últimos años, y con el fin de maximizar la validez externa de los datos obtenidos en el laboratorio, han sido elaborados procedimientos de telemetría que abarcan el registro de respuestas fisiológicas, así como ciertas conductas motoras. Los dispositivos telemétricos constan de un transductor y un radiotransmisor que lleva el sujeto y que permite el registro de determinadas respuestas a distancia. En el capítulo siguiente, dedicado a las técnicas objetivas, nos detendremos en estos procedimientos.
3.6.3. Observación mediante aparatos
La conducta también puede ser registrada a través de procedimientos mecánicos, eléctricos o electrónicos de forma que el observador humano es sustituido, casi totalmente, por un aparato.
4. MUESTREO (¿CUÁNDO Y/O A QUIÉN OBSERVAR?)
Los eventos conductuales ocurren en un tiempo y una situación determinados; de ahí que una de las tareas que ha de emprender el observador sea establecer no sólo qué observar, sino cuándo y cómo ha de hacerlo. Además, los agentes de esos eventos pueden ser más de uno, por lo que en esos casos deberemos planificar a quién observar. Lo que tratamos con todo ello es de obtener muestras significativas y representativas de los eventos observados, según las unidades de medida (ocurrencia, frecuencia, duración, etc.) previamente seleccionadas.
4.1. Muestreo de tiempo
La observación comprende una serie de tiempos:
1. Durante cuánto tiempo va a observarse.
2. Cuántas sesiones van a realizarse.
3. Con qué periodicidad.
4. Con qué intervalos observación/registro (en su caso).
4.2. Muestreo de situaciones
Con el fin de comprobar la generalidad de las conductas objeto de estudio o su especificidad y, en definitiva, el universo de generalización de las situaciones, en ocasiones, ha de utilizarse procedimientos de muestreo de situaciones. Esto ocurre fundamentalmente cuando se asume que el comportamiento varía en función de los estímulos externos y de sus propiedades funcionales. Pero también, desde otras perspectivas, será útil comprobar en qué medida determinados comportamientos son estables a través de distintas situaciones o, por el contrario, dependientes de ellas.
4.3. Muestreo de sujetos
Supongamos que nuestro objetivo de observación no está relacionado con las actividades de un solo sujeto (o sus interacciones) sino de un grupo de individuos. Evidentemente, el muestreo de los sujetos estará en íntima relación con los restantes tipos de muestreo. Así, será difícilmente compatible utilizar el registro de eventos cuando se trata de observar a más de dos sujetos a no ser que el número de conductas a observar sea muy escaso y permita dedicar atención a todos los sujetos presentes y anotar si las conductas o interacciones a examen se dan o no. Las dificultades que obviamente se producen en estos casos hacen aconsejable y preferible utilizar muestreo de intervalos y de sujetos simultáneamente; es decir, que en el primer intervalo se observa al primer sujeto, en el segundo al segundo, y así sucesivamente.
5. LUGAR DE LA OBSERVACIÓN (¿DÓNDE OBSERVAR?)
En líneas generales, cuando se habla de observación sistemática se está haciendo referencia a aquella que se produce en la situación natural.No cabe duda de que el objeto prioritario del método observacional es el de recoger datos sobre la conducta en el lugar habitual donde ésta ocurre (Anguera, 1978, 1991, 2003b). No obstante, la observación natural resulta en ocasiones imposible (por razones que luego veremos); en estos casos, en lugar de renunciar a ella, puede optarse por utilizar técnicas observacionales (muchas veces pueden ser incluso las mismas) en situaciones controladas de laboratorio también llamadas situaciones análogas.
5.1. Observación en situaciones naturales
Como se sabe, en psicología se han criticado ampliamente las posibilidades de generalización de los datos procedentes del laboratorio propios de la investigación experimental. No vamos a extendernos en ello porque corresponde a otras disciplinas metodológicas. Sí conviene recordar que hoy en día se está haciendo especial hincapié en la validez ecológica de los hallazgos psicológicos, por lo cual prima la validez externa (generalización de resultados) sobre la interna (control experimental).
Todo esto es importante por cuanto justifica la importancia que, en los últimos años, está teniendo la observación en situaciones naturales en evaluación.
5.2. Observación en situaciones artificiales
Cuando no es posible (por las razones más arriba mencionadas) realizar la observación en situaciones naturales, podemos replicar artificial- mente tales ámbitos —concretamente aquellos seleccionados como objetos de estudio— y observar las actividades del sujeto en ellos. A este tipo de observación se le ha llamado «artificial», con métodos «análogos» o de «laboratorio».
6. GARANTÍAS CIENTÍFICAS DE LA OBSERVACIÓN
Como todo procedimiento de recogida de información, la observación ha de presentar una serie de garantías que prueben su valor científico.Tales garantías son las de fiabilidad, validez y/o exactitud de lo observado. Es decir, aquí, como en cualquier otra técnica de medición, son relevantes las cuestiones siguientes: ¿hasta qué punto los da- tos de la observación son objetivos?, ¿en qué medida los registros procedentes de unos determinados períodos y situaciones son generalizables a otros momentos y otros ambientes?, ¿hasta qué punto lo que se observa representa todo lo que se desea o se supone es observado?, etc.
6.1. Fuentes de error de la observación
Tres son las fundamentales fuentes de error de la observación, procedentes del sujeto observado, del observador y del sistema de observación elegido.
6.1.1. Procedentes del sujeto observado
Se ha dicho que uno de los problemas capitales de la observación radica en que los sujetos observados pueden modificar su conducta por el solo hecho de saberse observados. A esta fuente de sesgos se le ha llamado reactividad.
6.1.2. Procedentes del observador
Cuando un proceso de recogida de datos o de información es llevado a cabo por un ser humano, éste introduce una importante fuente de errores que necesariamente va a contaminar los resultados derivados de dicho proceso. El propio observador, sus sistemas psicológicos y sus receptores sensoriales suponen los dispositivos de registro más importantes en el proceso observacional, ya que —en la mayoría de los casos— aquel es el que recibe, selecciona, codifica y analiza la información.
Grados de participación
A lo largo del capítulo nos hemos venido refiriendo indirectamente a los distintos grados posibles de participación del observador en la situación de observación. Podemos establecer tres posibilidades: observador no participante, observador experto pero que está presente y es visible en la situación de observación y, final- mente, observador allegado al sujeto que es en- trenado para observar.
Expectativas
Estudios sobre metodología experimental han puesto de manifiesto la fuente de sesgos que pueden suponer las expectativas que el observador lleva a la situación experimental y/o correlacional. En efecto, parece demostrado (Rosenthal,1966, 1976) que el observador, ciertamente, introduce involuntariamente sesgos importantes, lo cual ocurre en los distintos momentos del proceso observacional, por ejemplo: a) al elegir el sistema de observación; b) al registrar las conductas o categorías conductuales consonantes con sus hipó- tesis previas, y c) al seleccionar el diseño estadístico de análisis de los datos procedentes de lo observado.
Entrenamiento
Que el observador —cualquiera que sea su grado de participación— sea previamente entrenado en la tarea de observación es de vital importancia para la obtención de datos objetivos y precisos. Antes de proceder a la observación, el evaluador ha debido procurar el entrenamiento de los observadores en el sistema de observación que haya seleccionado.
Comentarios
Publicar un comentario